jueves, 28 de agosto de 2014

Quiero estar a tu lado. [VIXX]Cap.4



Hongbin se alejó sin entender nada y se volvió a sentar. Ravi trataba de que Hyuk bebiera un poco de agua y el pequeño solo se negaba, pidió que se alejaran y le dieran un poco de espacio, Ravi y N hicieron caso a las ordenes del pequeño y se pusieron a su costado. Hyuk respiro y haciendo un gran esfuerzo se puso de pie acercándose a Hongbin.

—Llego muy cansado y aunque sé que no me lo pediste, te preparo un postre con mucho amor. Mientras yo me estoy muriendo de la preocupación por estar bien contigo, a ti ¡no te importa!, tal parece que nuestra amistad, el vinculo que hemos construido, no significa nada para ti. —Las palabras de Hyuk salían directo de su corazón, un corazón herido y decepcionado.

—Por favor Hyuk no hagas un drama de esto, somos amigos y todo es real —respondió Hongbin, con un hilo de voz—. No creí que te importara tanto si te hablo o no.

—Claro que me importa, ¡eres un estúpido! —grito Hyuk.

—Hyuk debes sentarte, estas muy afectado —intervino N, tomándolo de los hombros.


—Si pequeño, debes cenar —añadió Ravi, acercándose a Hyuk.

El Maknae se negó rotundamente, mientras manoteaba para que lo soltaran.

—Mañana me como el Cup cake, solo deja de gritar como un loco —dijo Hongbin con el cup cake en sus manos.

Hyuk lo observó con un rostro lleno de ira, se acerco a él, le arrebato el cup cake y lo puso en la mesita.

—El problema no es el hecho de que no quieras comerlo, sino el darme cuenta que para ti no tiene un valor especial—sus ojos comenzaron a brillar e innumerables lagrimas se deslizaron por sus mejillas—. Regálalo, tíralo, aplástalo, no sé. Haz lo que quieras con él, para ti solo es un pedazo de harina —replico Hyuk, secando algunas lagrimas con su dedo y corriendo hacia las escaleras.

N y Ravi trataron de detenerlo pero fue imposible, ambos se giraron y observaron a Hongbin completamente indignados. El por su parte solo los observaba con los brazos cruzados, seguía sin comprender la actitud de Hyuk.

—¡No me miren así!, Hyuk está loco y exagero —renegó Hongbin alzando los hombros

—¿Exagero?, de verdad que te pasaste de la raya Hongbin —reclamo el líder—. Si alguno de ustedes me cocinara algo estaría tan feliz. En especial, si me dijeran las cosas tan bellas que Hyuk te dijo, tu reacción simplemente es desconcertante.

—Opino igual que N, además Hyuk tiene razón, tú si estabas molesto con él. No finjas, se que fue porque se baño con ken —añadió Ravi.

Las palabras de Ravi calaron hondo el corazón de hongbin. El rapero tenía razón, pero el simplemente no lo quería aceptar. Había estado muy furioso toda la tarde por esa situación y por el hecho de no haber comido con Hyuk. Se quedo unos minutos en silencio.

—Yo…

—No tienes que darme explicaciones a mí, te dejaremos solo para que reflexiones —dijo Ravi.

N y Ravi subieron las escaleras dejando a Hongbin solo. El llevo sus manos a la cabeza, comenzó a reflexionar y tomo el cup cake, una sonrisa se formo en su rostro, lucia delicioso. ¿Cómo es que no lo había notado?, Hongbin sabía que él no era así y menos con el pequeño, la actitud que había tomado era absurda, el remordimiento no lo dejaba en paz y las palabras que había utilizado se repetían una y otra vez en su cabeza. Hyuk siempre estaba presente en los momentos más felices, con solo una mirada, podía descifrar lo que sentía y deseaba, a veces se impresionaba de la inteligencia del pequeño. Hongbin acercó el cup cake a su boca y le dio una gran mordida, sus ojos se iluminaron, era tan dulce y los trozos de frambuesa mezclados con la crema batida, lo hacían realmente apetecible, la mezcla de sabores era perfecta. Dio un gran suspiro y cayó en cuenta que Hyuk jamás había cocinado un postre para alguno de los miembros, el había sido el primero y de que horrible manera lo había agradecido.

Permaneció sentado reflexionando, mientras el pequeño Hyuk yacía en un rincón del segundo piso llorando. Había observado a N y Ravi entrar a su habitación pero no a Hongbin, seguramente se había quedado abajo tirando el cup cake, “Maldito insensible”, pensó. El pequeño no quería entrar al cuarto y que Ken lo viera de ese modo, no planeaba arruinar su reconciliación con Leo, pero necesitaba desahogarse con alguien y la persona indicada era él, no pudo esperar más y se dirigió al cuarto, sus ojos lucían hinchados pero las lagrimas ya no brotaban de ellos. Entro a la habitación y Ken iba saliendo del baño, el vocalista lo observo y notó a Hyuk un poco cabizbajo.

—Pequeño, ¿Qué sucede? —pregunto angustiado.

Hyuk levanto su rostro y cuando sus miradas se encontraron no pudo disimular, hizo un pequeño puchero, sus labios comenzaron a temblar y las lagrimas brotaron. Ken corrió junto al pequeño y lo abrazo muy fuerte, mientras el lloraba desconsoladamente en su pecho. La camiseta del vocalista comenzó a sentirse húmeda, el pequeño no dejaba de llorar, ¿Qué había sucedido?, Ken acariciaba el cabello del Maknae para tranquilizarlo.

—¡Ay Ken! Todo salió mal. A Hongbin le importo muy poco el cup cake, no tuvo ningún valor para él, ni siquiera lo probo, solo lo dejo en la mesa —exclamó Hyuk aferrándose a su pecho.

—¡¿Qué?! No lo puedo creer —Ken tomo el rostro del maknae y lo sentó en la cama junto a él—. Hongbin es un tonto, me indigna el saber que no valoro lo que hiciste, tú eres un amor Hyuk, estoy seguro que él se dará cuenta de eso —dijo, secando sus lágrimas tiernamente con el puño.

Justo en ese momento alguien toco la puerta. Ken se levantó y al abrir se encontró con Hongbin, que lucía muy serio y con el cup cake en la mano. El vocalista salió del cuarto y cerró la puerta, tenía ciertas cosas que decirle a Hongbin. El rostro de Ken estaba lleno de ira, no iba permitir que alguien lastimara así a su compañero.

—¿Qué demonios quieres? —dijo molesto.

—Ken yo entiendo que estés enojado, se que cometí un error, estuve reflexionando todo este tiempo. Me porte como un imbécil —la voz de Hongbin era firme

—Mira —hizo una pequeña pausa—. A mí no me debes explicaciones, sino a Hyuk, que se encuentra muy afectado llorando por ti —dijo mientras cruzaba los brazos.

—Tengo miedo de entrar y observarlo de esa forma, me voy a quebrar —dio un gran suspiro.

—Pues debes hacerlo, tienes una oportunidad, no la desaproveches —lo observo amenazante mientras levantaba una ceja—. Quédate con él y no vayas a tu cuarto hasta que yo regrese, iré a hablar con Leo.

Hongbin asintió y le dio un pequeño abrazo a Ken, estaba agradecido. Entraron los dos juntos y Hyuk al notar la presencia de Hongbin, llevo su mano al rostro y seco sus lágrimas. Ken camino hasta su cama y tomó las rosas.

—No Ken por favor no me dejes solo, no quiero estar con él, ¡Vete Hongbin! —chillo Hyuk, mientras se acostada bocabajo en su cama.

—Hongbin tiene algo que decirte —dijo Ken dirigiéndose a la puerta—. Escúchalo por favor, recuerda que debo ir con Leo.

Ken salió del cuarto y camino hacia la recamara de Leo, dio un gran suspiro y saco una nota de su pantalón, la leyó y sonrió, esperaba que todo saliera perfecto, a Hyuk le fallaron los planes y ya no sabía que esperar de Leo, probablemente le lanzaría las flores a la cara. Ken se estaba tomando un poco de tiempo antes de armarse de valor y enfrentar al mayor.



Mientras adentro de la habitación.

Leo se encontraba en el baño perfumándose, acababa de ducharse, se miro en el espejo y salió para buscar su pijama, puso la ropa en la cama, y cuando se disponía a vestirse alguien toco la puerta. Leo giro todo su cuerpo y observo como una una nota se deslizaba por debajo, el vocalista camino lentamente y pronuncio: “¿Quién es?”, pero no recibió respuesta. Se agacho para tomar la nota, decía: “Perdóname”, su corazón se acelero y poso una de sus manos en el pecho, se levanto y abrió la puerta.

—¿Ken? —pronuncio el vocalista aun dudoso. La persona que se encontraba frente a él cubría su rostro con un ramo de rosas.

—¡BUU! —exclamó Ken, bajando el ramo y mostrando su rostro.

Leo al confirmar sus sospechas, dio un pequeño salto y cubrió su pecho con las dos manos, la bata dejaba al descubierto gran parte de él.

—Cielos, te encontré recién salidito de bañar —lo observó de arriba a abajo—. Si quieres cámbiate y luego me dejas pasar.

—Amm… no importa así está bien, pasa —abrió por completo la puerta, dejando pasar a Ken y cerrándola tras él.

Leo se ajusto mejor la bata y camino hasta su cama sentándose en ella, Ken lo siguió y se paro frente a él, lucia algo nervioso.

—¿Y esas flores? —Pregunto Leo—. Como podrás observar Hyuk no está aquí —se expresaba con gran ironía mientras alzaba el rostro.

—No son para él, —río—. Son para el vocalista de VIXX Leo, ¿Lo conoces?, Es alto, delgado, pero con un cuerpo trabajado, blanco, cabello negro y sedoso, tiene unos labios rojos muy carnosos y una voz tan potente capaz de endulzar hasta el oído más exigente.

Leo escuchaba atento la forma en la que Ken lo describía, era hermoso como se expresaba. Sintió un cosquilleo recorrerle todo el cuerpo. “Soy completamente tuyo Ken”

—Ya déjate de cosas—lo miro serio—. ¿Qué pretendes? —pregunto.

—Está bien, hablare de forma clara. —dio un gran suspiro y poso su mirada en Leo—. Hyuk y yo estuvimos hablando sobre la actitud de Hongbin y la tuya, nos pareció que estaban molestos porque nos bañamos juntos, ya sé que suena extraño pero no se nos ocurrió otro motivo. Yo le dije a Hyuk que era absurdo pensar en eso, y más porque sé que no te pondrías celoso a causa de mí. Aunque admito que si tú lo hicieras, me pondría celoso —sus mejillas se habían sonrojado.

Leo estaba boquiabierto, Ken y Hyuk no tenían un pelo de tontos, se habían dado cuenta de todo, “Y ahora como me libro de esto”. El vocalista se encontraba en aprietos, no quería aceptar la cruda realidad, él y Hongbin habían sido demasiado obvios.

—Ken yo… —la voz de Leo se quebraba, necesitaba una idea brillante.

—Déjame terminar por favor —Ken lo interrumpió y Leo tomó un respiro—. Y creo que lo mejor que se puede decir cuando alguien está molesto, es perdón. Por esa razón Hyuk y yo nos escabullimos para planear como contentarlos, Hyuk en estos momentos está con Hongbin.

—¡Son unos locos! —Exclamó Leo—. No estaba celoso ni enojado por lo del baño, solamente que no son temas para tratar en la mesa —replico serio, había logrado zafarse del problema.

—Ahora resulta que todos son unas blancas palomas — Ken cruzo los brazos molesto—. Solo fue un baño y Hyuk lo exagero todo, si me resbale y me salvo, pero jamás me toco y mucho menos enjabono mi espalda.

—¿De verdad? —dijo Leo.

—Ajam, aunque da igual si era verdad o no, tú dijiste que no te dieron celos —Ken levanto una ceja mientras lo observaba.

—Así es —respondió muy seguro.

—Bueno, entonces… ¿Me perdonas? —pregunto mientras le entregaba el ramo.

—Claro que si tontito —tomo el ramo y acerco su nariz a él—. Son hermosas, me encantan. Nunca pensé que alguien me regalaría flores, es un detalle que jamás olvidare —sonrió y abrazo el ramo.

—¡SIII! —Ken corrió alrededor del cuarto como un tonto—. Muchas gracias Leo.

—Yo soy el que debo agradecerte, ahora entiendo porque las mujeres aman que les regalen flores, se siente tan bonito —sus mejillas tenían un lindo color rosado.

—No puedo creer que esto funciono —llevo sus manos a la cabeza muy sorprendido.

—Ken, ahora yo tengo una pregunta que hacerte —su mirada se torno seria—. ¿En serio te pondrías celoso por mí? —pregunto cabizbajo.

Ken se quedo en silencio por unos segundos y tomo la barbilla de Leo haciendo que lo observara.

—Somos tan cercanos, por supuesto me pondría celoso —respondió apenado.

—Eres mi persona favorita, no te cambiaria por nadie —dijo Leo

—Me alegro, porque se siente muy feo estar celoso —respondió Ken mientras hacía puchero.

—Lo sé —la mirada de Leo fue directamente al piso.

—¿Lo sabes? —Ken lo miro intrigado—. Entonces, ¡Me mentiste! Y si estabas celoso porque me bañe con Hyuk —exclamó boquiabierto.

Leo abrió sus ojos de par en par y una expresión de angustia se apodero de él, comenzó a ponerse nervioso y la comisura de sus labios temblaba.

—Awww —chillo Ken—. Debiste decirme Leo, yo con gusto me bañaría contigo, es más, a ti si te dejaría enjabonar mi cuerpo —dijo guiñándole un ojo.

¡¿Qué—ee?! —Dijo titubeante— ¿Estás loco?, Yo no estaba celoso y ni me quiero bañar contigo —respondió nervioso.

—¿Seguro?, Te noto un poco tenso. Podríamos bañarnos, pero lastima tu ya lo hiciste y yo también. Mira mi pijama, ¿No te parece sexy? —musito, dándose la vuelta y mostrando la transparencia de su espalda.

Leo no se había dado cuenta de ese detalle, comenzó a observar detalladamente su espalda. Era tan perfecta, ancha y fuerte, blanca y suave, tantas veces había soñado tocarla, estar encima de ella y besarla, acariciarla, y rasguñarla. Quería lamer cada parte de su cuerpo y apoderarse de él. Sin darse cuenta estaba mordiendo su labio inferior, mientras navegaba a un mundo de fantasía, en el que él y Ken se amaban con locura. El menor comenzó a deslizarse lentamente hacia Leo, que se encontraba aun sentado en la orilla de la cama. Leo paso saliva mientras una corriente eléctrica le recorría todo el cuerpo, estaba nervioso.

—¿Qué haces?, ¡No me toques! —grito.

El vocalista cada vez estaba más cerca.

—Tranquilo —dijo Ken, lanzándose a la cama y acostándose a su lado—. Solo quería estar cómodo, no te hare nada.

Leo se levanto por impulso de la cama y se alejo. Observaba a Ken que se deslizaba de un lado a otro entre las sabanas, no dejaba de acariciar las almohadas, doblo un poco las piernas acostándose de lado.

—Que bien huele tu cama; tus sabanas, la almohada, todo tiene tu olor —dijo con los ojos cerrados mientras abrazaba un cojín.

El corazón de Leo palpitaba tan fuerte, sentía que perdería la razón. Observar a Ken acostado en su cama, disfrutando de su olor, acariciando con una dulzura la almohada que Leo abrazaba todas las noches, imaginando que era Ken. Tenerlo ahí a su merced, era tan excitante. “Vete ya por favor, o no podre resistirme”

Leo puso su mano en la bata y aflojo un poco el listón. Ken se acostó boca arriba y observo a Leo, quien estaba estático en medio del cuarto.

—Ven Leo, abrázame —musito.

Leo parpadeo incrédulo, “¿Qué diablos pretendes?”. No estaba seguro de obedecer su petición, ¿Por qué todo tenía que ser tan tentador?, Leo seguía sin reaccionar ni pronunciar palabra. Ken se apoyo en sus codos levantándose un poco de la cama, y estiro su mano para que Leo la tomara.

—Vamos, acuéstate y abrázame fuerte

Leo se acerco poco a poco hasta tomar la mano de Ken, este al sentir su mano, la acaricio tiernamente para después jalar de ella y tirar al vocalista de forma brusca a su lado. Ken comenzó a reír mientras Leo lo observaba molesto, trato de soltar su mano pero Ken no se lo permitió, por el contrario siguió acariciándola lentamente con su dedo índice, sus manos estaban entrelazadas tal y como Leo siempre quería estar con él, juntos en todo momento. El solo hecho de estar tan cerca tomados de la mano lo hacía sentir glorioso. Ken giro su rostro para observarlo, Leo estaba completamente ido mirando el techo. Se acerco lentamente hasta topar con su cuerpo, sus brazos se tocaban, Ken se giro y tomo la cintura de Leo, haciendo que el mayor lo siguiera y se fundiera un tierno abrazo. La cabeza de Ken estaba recargada en el cuello de Leo, podía sentir su respiración golpear en él. El mayor mordió desesperado su labio inferior, no quería que se le escapara un gemido, estaba sintiendo un calor enorme en todo su cuerpo, sentir el aliento y los labios de Ken tan cerca lo estaban volviendo loco. Ken por su parte subió una de sus piernas a la cadera de Leo enredándolo por completo a él.

—Ke-ee-n, suéltame por favor, se me está aflojando la bata —susurro con un hilo de voz, mientras sentía arder su pecho.

—¡No!, estoy muy cómodo —chillo aferrándose más a su cuerpo.

Y mientras Leo seguía en una lucha constante entre deseo y abstinencia, Hongbin no tomaba el valor para enfrentar a Hyuk. El pequeño seguía acostado bocabajo sin decir nada, el mayor dio un gran suspiro y se sentó en la orilla de la cama, Hyuk sintió hundirse el colchón y giro ligeramente su rostro.

—¡Vete!, No te invito a sentarte en mi cama —gruño.

—Que grosero ¡JUM! —Exclamó sacándole la lengua—.Yo que venía a ofrecerte de mi cup cake.

—Más grosero que tu, no hay nadie —respondió molesto—. Veo que a un no lo tiras, ¿acaso vienes a destruirlo en mi cara? —Hyuk se sentó para reclamarle a Hongbin.

—Lo sé, soy un grosero y malagradecido —dijo cabizbajo—. No sabes la terrible persona que me siento.

Hyuk lo observo con cierta tristeza, no le gustaba ver a Hongbin tan desanimado. Si él era el chico de la sonrisa eterna, así le gustaba a Hyuk llamarlo, él no era una persona agresiva y hablarle así no le gustaba en absoluto, estaba usando palabras horribles, pero en verdad su corazón no sentía esas cosas por él, su corazón sentía amor; para Hyuk Hongbin era el amigo más tierno y noble.

—Me desconozco hablándote así, lo digo solo porque estoy molesto —dijo Hyuk.

—Y te comprendo. Después de estar reflexionando un largo tiempo me di cuenta de mi error, fui un idiota al tratarte así; yo valoro todo lo que haces por mí, sabes que eres muy importante y te quiero —dijo serio.

—Yo… —lanzo un suspiro—. También te quiero —dijo con una sonrisa traviesa, haciendo que Hongbin lo observara asombrado.

—¿Sabes que es lo más bonito del cup cake? —pregunto Hongbin.

—No lo sé —dijo Hyuk acercándose más a Hongbin.

—Que es la primera vez que cocinas algo para alguno de nosotros —dijo brindándole una gran sonrisa.

Hyuk sintió unas enormes ganas de llorar, pero de felicidad. Lo miro fijamente a los ojos y se lanzo a sus brazos.

—Creí que no lo notarias —dijo abrazándolo muy fuerte—. Necesitaba escuchar esto Hongbin.

—Al principio no lo note, pero después me di cuenta y sentí muy bonito —respondió aferrándose al cuerpo de Hyuk, el abrazo lo había tomado por sorpresa.

—Decidí hacerlo por primera vez, porque eres especial —tomo sus hombros para observarlo.

—Gracias Hyuk, tú también eres especial para mí. Estaba molesto contigo y por eso te hable así, perdóname por favor —suplico haciendo puchero.

—Si te perdono —río—. Tu y Leo son unos celosos de lo peor —puso su mano en la mejilla de Hongbin mientras hablaba.

—¡Ash! —Chillo cruzando los brazos—. Pues que esperabas, Ken te quiere pervertir, tu eres un bebe indefenso.

—Bebe tal vez, pero indefenso ¡No! —replico, tomando la camiseta de Hongbin y empujando su cuerpo hacia él.

Hyuk se acostó en la cama llevando consigo a Hongbin, cayendo encima de él y rosando sus rostros.

—Ya me di cuenta —respondió Hongbin con una sonrisita llena de lujuria.

La respiración de Hongbin golpeaba los labios de Hyuk, quien no lucia preocupado en absoluto, estaba serio y observaba fijamente a Hongbin. El castaño estaba nervioso por la cercanía de sus cuerpos, no lograba entender cómo el pequeño podía estar tan cerca de él, sin siquiera pasar saliva o desviar su rostro, estaba de lo más tranquilo. Hongbin no pudo con la tensión, y desvió su mirada, se levanto del cuerpo de Hyuk y se sentó de piernas cruzadas sobre la cama.

—Por jalarme así casi aplasto el cup cake —dijo tomando el pastelito con mucho cuidado.

—Lo siento, creo que soy un poco torpe—hizo puchero sentándose frente a Hongbin también con las piernas cruzadas.

—Bueno, terminemos de comer esto —Hongbin acercó el cup cake a Hyuk y este alejo su rostro moviéndolo en forma de negación.

—Es tuyo, no me lo quiero acabar —tapo su boca.

—Vamos Hyuk, es muy grande y además no cenaste —replico, golpeando su frente con el dedo índice en forma de regaño.

—Está bien, tú mandas —dijo un resignado Hyuk.

El maknae acerco su mano al pastelillo, tomo una buena porción y la llevo a su boca. Hongbin miraba aquella escena muy feliz, quería compartir el postre con su amigo, lo que más deseaba era ver a Hyuk feliz, ese pequeño rubio era el tesoro más grande para él. Su amistad y vinculo se fue fortaleciendo poco a poco; pensar que al principio no solían hablarse, solo compartían de vez en cuando miradas, pero Hyuk tenía un encanto natural que cautivaba a todos, siempre preocupándose por los demás, ayudando a las personas mayores, brindando una sonrisa a cada persona que trabaja alrededor de VIXX, nada parecía extremadamente triste y preocupante para él, con paciencia y amor todo se podía solucionar.

Hongbin agradecía tanto a la vida por ese día, el momento exacto en el comenzaron a ser cercanos; jamás podría olvidarlo, él se encontraba un poco preocupado por la coreografía de On and On, se trababa en varias partes, sentía no dar él todo cuando la ensayaban y si de algo se había dado cuenta, era del gran bailarín que resulto ser Hyuk, todo le salía perfecto, espontaneo y muy marcado, pero jamás se atrevería a acercarse y pedirle ayuda, por supuesto que no. Tenía miedo de que se burlara de él o simplemente no le interesara.

Y ahí se encontraba sentado en medio del salón, un poco cabizbajo, Hyuk lo notó enseguida y se acercó a él. Por más que Hongbin trato de aparentar que todo estaba bien fue inevitable, Hyuk era un chico muy inteligente y persistente; el mayor no tuvo opción y le hablo sobre su problema con el baile, el Maknae solo sonrió y el mismo se ofreció a ayudarlo. Se quedaron un poco más de tiempo en el salón, mientras Hyuk le aclaraba ciertos puntos de la coreografía, en ningún momento se exalto o rio de él, al contrario, resulto ser muy paciente. “Eres un gran maestro, gracias”, esas fueron sus palabras, Hyuk le sonrió y brindo un tierno abrazo. Un abrazo que provoco la unión y cercanía hasta la fecha.

—Emm… tierra llamando a Hongbin —Hyuk pasó su mano por el rostro del castaño haciéndolo despertar de su recuerdo.

—Lo siento me estaba acordando de algo —sonrió y tomo un poco de cup cake.

El pequeño alzo los hombros y siguió comiendo un poco más, observó a Hongbin y sonrió al instante, dio un pequeño salto en la cama para estar más cerca y acerco poco a poco su mano al rostro de Hongbin. El mayor alzo la mirada y pudo ver el dedo índice de Hyuk aproximarse a su boca y por consiguiente su rostro.

—Wou ¿Qu-ee haces? —alejo su cabeza mirándolo extraño.

—Tranquilo —poso su dedo justo al lado izquierdo de su labio—. Tenías un poco de pan, eso es todo.

—¡Ahhh! Uff… por un momento pensé —dio una pequeña pausa—. Nada olvídalo

—¿Qué pensaste? —insistió Hyuk

—Que ibas a besarme —su rostro estaba sonrojado.

—Besarte, ¿Yo? Iugk ¡Qué asco! —chillo y se levanto de la cama, dio unos cuantos pasos y se recargo de espaldas en el buro de la televisión, su mirada se poso fijamente en el castaño.

Hongbin estaba boquiabierto, la expresión de nauseas en el rostro de Hyuk al escuchar aquello; como si fuera lo más horrible que le pudiera pasar en la vida, lo desconcertó por completo. Por supuesto que estaba molesto, él no era el hombre más feo y desagradable como para que el pequeño reaccionara así, ¿De verdad jamás besaría a un hombre?

—¿Asco?, oye que malo eres —chillo cruzando los brazos y levantándose, un gran puchero se formo enseguida.

—Pues sí, la verdad es que no te quiero besar, jamás me ha pasado por la mente hacerlo —respondió serio.

—Puedo entender eso Hyuk pero tan solo mírame —paso sus manos de la cabeza a los pies tocando su cuerpo—. Soy hermoso y muchas mujeres morirían por besarme.

Hyuk soltó una enorme carcajada al escuchar a Hongbin, lucia tan gracioso tocando todo su cuerpo como si fuera un Dios.

—Pues ve con ellas para que te besen, yo no lo deseo —se tapo el rostro con la palma de su mano, echándose a reír aun más.

En ese momento Hongbin sintió un hueco en su corazón y una gran vergüenza, agacho su mirada mientras la expresión de su rostro se llenaba de tristeza, él era alguien muy seguro de sí mismo, ¿Cómo era posible que Hyuk lo hiciera dudar así?, Hyuk noto al instante que había herido de verdad a Hongbin con sus palabras, ¿Tan importante era su opinión?, la comisura de sus labios comenzó a temblar ligeramente, se acerco a Hongbin y tomó su rostro con las dos manos.

—¿De verdad te parezco feo? —pregunto Hongbin, alzando su rostro. Sus penetrantes ojos cafés atravesaban el alma de Hyuk.

—Te voy a confesar algo —dijo Hyuk, acercando sus labios al oído derecho de Hongbin—. Para mi tu eres el más atractivo de VIXX, también el de mejor cuerpo y la mejor sonrisa —musito, haciendo sentir un pequeño cosquilleo a Hongbin.

—¡¿En serio?! —chillo sonriente.

—Sí, nada más no andes de presumido y creído ¡ehh! —se sonrojo y le revolvió el cabello.

—¡Lo sabia! Nadie se puede resistir a este cuerpo —alzo ligeramente su playera mostrando su abdomen bien marcado.

—Bájale dos rayitas a tu ego —Replico Hyuk alzando una ceja—. Ken también tiene gran cuerpo.

—¡Ahí vas de nuevo con Ken! —le dio la espalda cruzando los brazos.

—No seas enojón, no era mi intención —rodeo la cintura de Hongbin con sus brazos y lo acerco bruscamente a él, sus cuerpos quedaron unidos tocándose.

—Está bien, exagere un poquito —giro su rostro, dejando un tierno beso en la mejilla de Hyuk—. Hay que ver la televisión mientras Ken llega, me dijo que me quedara aquí hasta que terminara de hablar con Leo —camino a la cama y se lanzo a ella, levanto la sabana y se acostó plácidamente

—Dame espacio —Hyuk se lanzo y tapo a ambos con la sabana, tomó el control y se pusieron a ver una película de drama, las favoritas de Hyuk.



Mientras en el cuarto de Leo.



La tensión seguía en aumento, Leo trataba de moverse pero todo resultaba aun peor, la fricción que hacían sus cuerpos comenzó por alterar en demasía el corazón de Leo, temía por la reacción que su cuerpo podría tener, necesitaba hacer algo, sentía una punzada enorme en su vientre, estaba en problemas, tomo las fuerzas necesarias y con todo el dolor de su corazón, empujo a Ken tan fuerte, haciendo que el menor cayera de espaldas fuera de la cama.

—Auchh —chillo

La respiración de Leo estaba muy agitada, toco su pecho y trato de tranquilizarse, se levanto de la cama y se ajusto la bata lo mejor que pudo. Rodeo la cama y se encontró con Ken sentado en el piso, acariciando su espalda baja.

—Que brusco eres Jung TaekWoon —Lo miraba con un gran puchero, su carita estaba llena de dolor.

—No quiero que te acerques a mí de ese modo, no me hiciste caso cuando te dije que te quitaras, lo siento no tuve otra opción —dijo molesto.

—Creí que yo contaba con el privilegio de hacerte cariños, pero ya veo que no —se puso de pie y acorralo a Leo contra la pared.

—¿Qu-e-e ha-ces? —musito, su voz se había quebrado, Ken lo lanzo con tanta fuerza que lo dejo sin aliento.

—De verdad te pongo nervioso, ¿Quién lo diría? —rio en forma descarada, mientras quitaba un poco de cabello de la frente de Leo.

—Claro que no, ¡Suéltame! —comenzó a forcejear con Ken, el menor lo tenía tomado de las muñecas con mucha fuerza, por más que golpeaba su pecho e intentaba empujarlo, no podía.

—¡Maldición!, ¿Desde cuándo te volviste tan fuerte? —pregunto molesto.

—Siempre lo he sido, pero antes no te resistías —Ken sonrió muy cerca de sus labios.

—Ya vete a dormir por favor, suéltame —Lo miro implorando clemencia.

Ken lo observó y sintió pena, soltó el agarre y Leo comenzó a masajear sus muñecas, Ken lo había tomado muy fuerte y estaban ligeramente rojas.

—Está bien, me iré, no sin antes hacer esto.

Ken acerco su rostro al de Leo, el mayor levanto su mirada sin creer lo que sucedía, el rostro de Ken estaba tan cerca de él, tenía los ojos cerrados. ¿Sera posible?, ¿Me besara?, Leo se dejo llevar y cerro los ojos, esperando sentir los labios de Ken. Pero lo único que sintió fue la nariz de Ken rozando la suya, dándole un tierno beso esquimal.

—¿Qué-ee demonios? —dijo Leo desilusionado.

—Un besito esquimal de buenas noches —Ken rio y camino hacia la puerta.

—Demonios Ken, ya no quiero que hagas ese tipo de cosas —Agacho su mirada, estaba realmente triste, por un momento pensó que lo besaría, lo que tanto había deseado. “Eso jamás sucederá Leo”, “No seas estúpido”.

—Tratare, pero no puedo resistirme —dijo haciendo un tierno aegyo.

—Pfff… que ridículo te miras.

“Que hermoso, que hermoso, que hermoso, quiero morir” —eso era lo que en verdad pasaba por su mente.


—¡Diablos!, no puedo irme —dijo recargándose sobre la puerta.

—¡¿Y ahora qué?! —grito exaltado.

—No puedo irme sin antes preguntarte, ¿Qué es lo que te perturba Leo?, ¿Por qué estas tan triste todo el tiempo?. Dímelo, puedes confiar en mí —dijo serio.

Leo sintió una enorme opresión en el pecho, no podía decirle, no a él, Ken sería la última persona en saber sobre sus sentimientos, pero, ¿Por qué le preguntaba justo en ese momento?, el mayor paso saliva y comenzó a rascar su cuello, sentía mucha tensión, sus manos comenzaron a sudar y sus piernas temblaban.

—Ke-een… yo… simplemente no puedo decírtelo —Agacho su mirada.

—¿No confías en mi?, seré muy discreto, jamás le diría a nadie y lo sabes. —añadió.

—Nadie debe saberlo, es algo que llevo cargando en mi corazón durante mucho tiempo, y aunque me duele demasiado no puedo vivir sin ello, es algo que se ha impregnado completamente en mi —dijo frotando sus manos con desesperación.

—Debes sacarlo de tu pecho, de otra forma no podrás vivir tranquilo —replico Ken acercándose a Leo y dándole un gran abrazo.

Leo sentía un nudo en la garganta, su corazón palpitaba muy fuerte, tenía unas ganas inmensas de llorar, de aferrarse al pecho de Ken y decirle todo. Que lo amaba, que desde el momento en que lo vio sintió algo hermoso, que cuando lo abrazaba sentía viajar a un mundo donde solo existían ellos, que la vida tenía un color hermoso cuando estaban juntos, ni la brisa del mar podría ser mas cálida que la presencia de Ken en su vida. Leo puso sus manos en la espalda del castaño correspondiendo el abrazo, acariciando con mucho amor su espalda, quería salir corriendo, quería gritar, quería arrojar todo por la ventana.

—No puedo decírtelo, aun no —dijo con un hilo de voz.

—Leo, ¿Quieres llorar?, noto extraña tu voz —Ken lo tomo de los hombros para observar su rostro. Podía percibir la tristeza inminente de esos preciosos ojos.

—No-oo, solo estoy cansado —dijo con una sonrisa forzada.

—Llora, no te contengas, te hará daño —Ken tomo el rostro de Leo con sus dos manos y beso tiernamente sus mejillas.

—Ken, no por favor, ya basta —Leo se alejo de él, tomo la pijama y camino hacia el baño.

—¡Leo! —Grito Ken —el mayor giro su rostro y lo observo detenidamente—. ¿Algún día me lo dirás?.

—Si Ken, te lo prometo —suspiro y le sonrió.

—Está bien, no te presionare mas, descansa —Le lanzo un beso.

—Tú también descansa —giro su rostro y se encerró en el baño.

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